Todos los grandes cambios inician con un pequeño paso.
«¡Mañana dejo de fumar!», «¡A partir de hoy, voy al gimnasio tres veces a la semana!» Propósitos como estos se hacen con las mejores intenciones pero raramente logramos mantenerlos por mucho tiempo. La fuerza de esa voluntad inicial va a menos en presencia del esfuerzo o la dificultad percibida, las emociones negativas y el cansancio.
Se descuidan escalones en la subida a la azotea. Afirmaciones como las anteriores son muy genéricas y no incluyen información acerca de cómo alcanzar el propósito.
¿Cuántos escalones tiene la escalera que he construido?, ¿cuál es el escalón perdido? Se trata de decirse ”¿qué pequeños pasos puedo dar para alcanzar mi meta?»
De esta manera se define el propósito estableciendo mini metas que no son costosas, que no tienen un peso emocional, ni requieren de mucho esfuerzo y por tanto no suponen cansancio.
Por ejemplo las propuestas del tipo hacer diez flexiones se convierten en dos flexiones, porque una vez iniciada la tarea es más fácil continuar, y la propuesta ‘perder 50 kilos en un año’ se puede convertir en 250gr a la semana. No es un problema cuánto tiempo pasará hasta conseguir la meta deseada porque seguro que este nuevo hábito durará toda la vida.
En resumen, las mini metas que no sobrecargan la fuerza de voluntad son la mejor vía para desarrollar costumbres nuevas.