Ya otros han hablado del concepto de medicalización del sufrimiento, de gente con graves dificultades económicas y pocos recursos sociales a quienes el servicio sanitario ha medicalizado su dolor, pérdida, fracaso, temores e incluso el aburrimiento. Este es el denominador común de la enfermedad moderna, la desesperación existencial, el sentimiento de que la vida carece de sentido, la penosa discrepancia entre lo que ‘es’ y lo que ‘debería ser’ .
Frecuentemente ciertas casas farmacéuticas afirman que toda manifestación de malestar emocional es patológica y puede ser combatida mediante fármacos, las ya denominadas recetas para ser feliz. Resulta relevante que ninguna de estas recetas o intervenciones haya mejorado el panorama inicial e invita a pensar si en algún momento hubo un problema merecedor de un diagnóstico psiquiátrico.
El profesor emérito en psiquiatría Thomas Szazs (https://es.m.wikipedia.org/wiki/Thomas_Szasz ) hablaba de «fetichismo verbal» refiriéndose al hecho de rendir veneración a las palabras dándole el poder de la existencia a las ideas en ella contenidas sin necesidad de prueba alguna. A día de hoy somos muchos profesionales del sector los que afirmamos que el diagnóstico construye la enfermedad; subdivide los problemas vitales, los clasifica, los cataloga, los jerarquiza… los vacía.
El exceso de diagnósticos en los servicios de salud mental es obvio. Un experimento muestra como una serie de personas sanas que falsamente pidieron ser ingresadas refiriendo oír un «plas» en sus cabezas no lograron librarse de un diagnóstico y de un mínimo 50 días de tratamiento psicofarmacológico aún repitiendo desde la segunda consulta que el «plas» había cesado. Ningún profesional detectó que no eran enfermos mentales en cambio sí lo hicieron un gran número de internos.
La extensión artificial de los problemas de salud mental sanciona algunos comportamientos ya no como delitos, confrontación o disidencia sino como enfermedad mental.
Echa un vistazo a este vídeo en YouTube:
(http://youtu.be/SvITgs6e9lU)
TRASTORNO DE DÉFICIT DE ATENCIÓN CON HIPERACTIVIDAD (TDAH)
El TDAH es un problema que sufre la población más desfavorecida. Son estas familias las que llenas de amor y buenas intenciones recurren a una medicina que hace años les dio la espalda, centrada solo en el interés económico. Consumidores habituales de cocaína no distinguen esta droga del metilfenidato, el principio activo del fármaco de elección en el TDHA.
Hoy vemos aulas con niños drogados. He extraído el testimonio de un niño del artículo «No es que tu hijo tenga hiperactividad, es que nosotros somos hipoactivos»:
_Me senté con él y empecé a hablarle: “¿Cómo te va?, ¿Qué te cuentas?…”. Seguimos hablando un rato hasta que me dijo: “Julián, ahora puedo decir que estoy loco; me medican como en las películas. A los mayores sólo tengo que decirles que tengo una enfermedad mental y dejan de criticarme»
TRASTORNOS DE ANSIEDAD (TA)
Actualmente existe una gran cantidad de diagnósticos relacionados con lo que en un principio era timidez y/o ansiedad: agorafobia, ansiedad por separación, mutismo selectivo, fobia específica , trastorno de angustia, trastorno de ansiedad generalizada, TA por otra enfermedad médica y, para que nadie se quede fuera incluye dos cajones de casos no diagnosticables que no cumplen los criterios para ninguno de estos trastornos.
Ante este panorama resulta relevante el caso de la madre que durante varios días, por evitar las rabietas de su hija, es incapaz de marcharse del aula lo que se convierte en un problema para todos los implicados. Un día que la madre no puede llevar a la niña al colegio y es el padre quien la lleva resultó que la niña lloró un poco pero se calmó enseguida. Al día siguiente, cuando la madre la llevó al colegio no volvieron a repetirse estos episodios. La niña permaneció tranquila y no volvió a presentar jamás el mismo problema. Lo importante a destacar del asunto es qué hubiera pasado si durante esos días hubiera intervenido un psicólogo. Seguramente, puesto que la ansiedad por separación en niños es dignosticada al prolongarse las rabietas dos semanas, la familia hubiera sido objeto de terapia y la niña hubiera recibido un diagnóstico de fobia escolar o en una versión más nueva de ansiedad por separación. Si a los 21 años tuviera esta niña tuviera alguna dificultad emocional tendría ya un diagnóstico desde su infancia y esto empeoraría el pronóstico.
EL MARKETING FARMACÉUTICO
La cuestión es cómo esos problemas de la vida que tiene la gente han llegado a ser considerados ‘trastornos mentales’ como si fueran enfermedades. ¿Quién y cómo hace que las cosas sean así?
En el libro ‘La invención de trastornos mentales» (2008), se encuentra un ejemplo del proceso de creación de un trastorno a raíz del descubrimiento de un fármaco, el trastorno llamado «fobias social». Lo que empezó siendo timidez se convirtió en 1980 en una enfermedad mental incluida en el libro de los trastornos DSMIII. En el siguiente DSM, el IV la timidez ya se etiquetó como «fobia social». Hoy se le llama trastorno de ansiedad social (TAS)
Se trata de un sistema de marketing farmacéutico que establece la necesidad en la gente para un nuevo preparado y crea el deseo de recetarlo en los clínicos. Los clínicos diana de la educación médica son los médicos de atención primaria que son los primeros en toparse con el problema. Para impartir esta educación médica, se cuenta con diversos medios, desde el visitador, pasando por la propaganda incluida en las revistas científicas y profesionales, a la organización de congresos sobre el tema, cuales concilios universales de propagación de novedades, de nuevos problemas tratables con fármacos. Una vez sensibilizada la población y educados los cínicos, la recomendación ‘consulte a su médico’ cierra el círculo trastrono-tratamiento. Es decir, en un principio se encuentra una solución y más tarde se busca un problema y al final todo se arregla para que se entienda que es el problema el que busca la solución.
Imaginen la cantidad de materia prima hoy, en la era de la tecnología. ¿Quién se librará en unos años de un diagnóstico psiquiátrico?
LA INDUSTRIA FARMACÉUTICA
Enfermedades inventadas, exageradas, fármacos inútiles e incluso dañinos, la organización mundial de la salud en relación directa con la industria farmacéutica. Leyes que se aprueban por recomendación de industrias farmacéuticas. Intereses comerciales por encima de intereses de salud.
Por más que su publicidad apele a cuestiones humanitarias como la disminución del sufrimiento, las empresas farmacéuticas no son entidades sin ánimo de lucro ni existen para servir a los intereses de la población que padece, son organizaciones privadas que viven siguiendo las reglas de un mercado del que ellas mismas forman parte. Cualquier atisbo de neutralidad debe ser eliminado a la hora de tratar de entender su funcionamiento, ellas mismas son las encargadas de financiar las principales investigaciones en psiquiatría, lo que lleva necesariamente a cuestionarse hasta qué punto esas investigaciones no están sesgadas y encauzadas.
La realidad es que en el mundo occidental hoy el costo total del gasto en medicamentos recetados aumenta cada año del 6% al 20% según los países, es decir, a un ritmo mucho más veloz que el conjunto de las gastos en salud»
LA INTERVENCIÓN
Es digno de observación el hecho de que las entrevistas clínicas están basadas en la convicción de que comprender el porqué de un problema lleva a la solución del mismo. En todas ellas la pregunta central y clave es «porqué» cuando raramente un cambio está acompañado por entendimiento alguno y la mayoría de las veces uno cambia sin saber porqué y, como ya apuntó Milton H. Erickson, una terapia es buscada en primer término no para esclarecer un pasado inmodificable sino a causa de una insatisfacción con el presente y un deseo de mejorar el futuro.
PARA CONCLUIR
Considero que la idea de que todos los problemas personales son enfermedades mentales constituye una enfermedad en sí misma. Su principal causante es la irreflexión y la mejor cura la lucidez. Y ahí es donde la filosofía entra en juego. Niesche ya afirmaba que «todo lo absoluto pertenece a la patología»
El sufrimiento se ha criminalizado pasando por alto que a menudo es fuente de motivación para el cambio y se ha insistido en aniquilarlo, intentando ocultarlo hasta la saciedad mediante variedad de técnicas fallidas tanto a nivel estatal como personal, pero como ya hemos dicho el sufrimiento es inherente al ser humano y de nada sirve echar la vista a otro lado mediante lucecitas deslumbrantes y auto-engaños enfermizos.
Pensemos en la cantidad de casos en los que el sufrimiento da un fruto beneficioso para la persona. Por ejemplo, el de la mujer que al morir sus dos hijos se anima a hacer ejercicio y superarse a sí misma físicamente con 62 años o el obeso que consigue competir en triatlón y adelgazar 120kgs. No se trata entonces de ocultar ni negar el sufrimiento, cosa que empeorará sin duda la situación, sino más bien de transformarlo en motor para el cambio, de modo que, ante una situación que nos genera sufrimiento tenemos un reto, hay algo que podemos hacer para evolucionar, un aprendizaje oculto que puede ser la clave de nuestra felicidad.
Apoyando a autores como Frank Alexander, Paul Watzlavich o Giorgio Nardone entre otros, considero que la intervención, para lograr un cambio, debe llevar a la persona a sentir experiencias antes que a comprenderlas, ya que el cambio de sus percepciones conllevará un cambio en sus reacciones. Se trata pues de guiar a la persona a “sentir” de manera diferente su realidad, luego a reaccionar de manera diferente ante ella y, sólo al final, a cambiar sus cogniciones sobre la situación si realmente queremos obtener un resultado a corto plazo y estable en el tiempo. Es decir, un proceso que haga a la persona protagonista de su propia vida sentida como satisfactoria y no una persona dependiente de una creencia frágil y limitante, de un fármaco o de un sistema que oprime la diversidad.
Por tanto y como reflexión final quedémonos con que de nada vale parchear los sentimientos, que el sufrimiento no debe ser medicalizado en pro del sistema y que la felicidad no es obligatoria.
En una habitación oscura un pequeño rayo de sol puede iluminarlo todo.
Bibliografía:
-La invención de trastornos mentales. H. En González Pardo y M. Pérez Álvarez (2007-2008)
-Cambio. Watzlawick P., H.Weakland J., Fish R. (1992)
-El diálogo estratégico. A. Salvini, G. Nardone (2004)
-Psicosoluciones G. Nardone (
Artículos
http://xarxagam.org/2015/12/01/no-es-que-tu-hijo-tenga-hiperactividad-es-que-nosotros-somos-hipoactivos/#more-657
“No está usted deprimida, es que su banco la engaña”
http://www.letreaspsicoactivas.es/szazs.htm de J.C Ruiz Franco
Haz clic para acceder a 4803018.pdf
https://primeravocal.org/preparemonos-lo-peor-esta-por-venir-el-dsm-v-una-pandemia-de-trastornos-mentales-por-allen-rfrances/n